Los árboles no se mueven,
sólo agitan sus ramas.
Ese instante en que el pasado huye
y el futuro llega pronto; lo mágico
del presente te sumerge en la corriente
de la vida y el fluir de sus aguas,
con la vivencia de un momento único.
En ese laberinto del tiempo,
cada segundo transcurrido cobra vida
ignorando la existencia del siguiente,
y mientras tanto los pensamientos
se refugian en la memoria.
E intentas descubrir lo que haces
y lo que dejas de hacer, o saber quien eres
y cómo eres.
Sólo el presente no es suficiente por exíguo,
y es sin duda el cómputo de los tres,
con pasado y futuro lo que hace posible lograrlo.
Y no preguntas a qué segundo pertenece
cada uno; eres entonces tu propio ser y lo
que surja dentro de ti, su resultado y su consecuencia.
Marcelino Menéndez González
sólo agitan sus ramas.
Ese instante en que el pasado huye
y el futuro llega pronto; lo mágico
del presente te sumerge en la corriente
de la vida y el fluir de sus aguas,
con la vivencia de un momento único.
En ese laberinto del tiempo,
cada segundo transcurrido cobra vida
ignorando la existencia del siguiente,
y mientras tanto los pensamientos
se refugian en la memoria.
E intentas descubrir lo que haces
y lo que dejas de hacer, o saber quien eres
y cómo eres.
Sólo el presente no es suficiente por exíguo,
y es sin duda el cómputo de los tres,
con pasado y futuro lo que hace posible lograrlo.
Y no preguntas a qué segundo pertenece
cada uno; eres entonces tu propio ser y lo
que surja dentro de ti, su resultado y su consecuencia.
Marcelino Menéndez González
No hay comentarios:
Publicar un comentario