Cuando en intempestiva fuga
se mueren los momentos
en los surcos de la memoria
y ya no tienen retorno,
que distancias de mar tan inmensas
aparecen sin nadie, y que desiertos
inhóspitos y fríos...
Sólo se llegan a ver rodeadas de verde
hierba de la naturaleza, alambradas
oxidadas por el tiempo y las piedras
gastadas por el agua de los ríos..
Es como un terminar sin comenzar
en donde aprecias, que nunca fue
tan infinita una distancia, entre causa
y efecto, entre duda y perplejidad.
Aunque la lejanía sea una fascinación
sin forma de comunicar lo inefable,
a pesar de existir el lenguaje poético.
Marcelino Menéndez González
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