Mientras el jardín duerme sus flores
acunándolas de aromas, vagan
ecos de suspiros y perfumes de plegarias.
Con el aire vago de la madrugada, si bien
renacen las fragancias, surgen cosas increíbles
de cosas ignoradas, como lo diverso
de matices de colores y combinaciones,
que generan una belleza natural única,
para el placer de lo grato, sin artificios pictóricos
y la creación simple de cómo se forma en nosotros
sin percatarnos siquiera, un estado de ánimo
interior diferente y plácido, que nos depara
un disfrute desconocido.
Habría que detenerse a esa contemplación,
y gozar del vuelo de mariposas, colibríes,
abejas, olores y todo pletórico de sol con que
se adornan los pénsiles, a los que tantas
veces ignoramos y sin embargo seguimos
caminando en esa huida diaria hacia nada,
por calles con olor a sombra y luz oscura.
Marcelino Menéndez González
No hay comentarios:
Publicar un comentario