02 enero 2010

LA IGNORANCIA


Me entregué a la noche
caminando entre espacios abiertos;
eludía los bordes del silencio
ignorado y profundo, buscando cómo hallar
el porqué del sentido de las cosas.

Quizá influenciado por la percepción
de un presentimiento, cuya huella me dejó
un inesperado estado emocional.

Sin embargo, los espacios son tan grandes
y tan vacíos, que no sé como indagar en ellos
ni llenarlos de respuestas, máxime cuando
no llego a conocer el límite de su horizonte.

Se que aprendí entonces, que tengo que aprender,
y cuando las cosas sean más intensas
que la propia realidad, sin averiguar ese sentido,
ni tampoco su contrasentido, abrigarme ante el frío
de la ignorancia, para no sentirme tan solo.

Marcelino Menéndez González

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