con un mundo de ausencias y penas,
es necesario encontrar un lugar
donde la escena sea la luz,
y transmutar energías negativas en positivas
con auto confianza, equilibrio y tranquilidad
y con ello recrear la energía y recuperar
el entusiasmo.
Con esa auto estima, hacer cambiar
los aspectos, las formas, los tonos y hasta
el color de circunstancias adversas,
y proyectarlas a la cúspide de una pirámide
de luz y recoger, nuevos momentos del tiempo
sin esperar, como si las cosas tuvieran
que aguardar su turno, hasta el momento
de surgir.
Restaurar la conciencia y hacer un juicio
de la razón, por el cual se reconozca el valor
de las cosas y su justa medida, y no depender
de lo frágil de un hilo que una las frases
del vacío, restañando un nuevo mundo de sueños
con la curva anaranjada de un fresco sol...